Declaración institucional a favor de la lavandicultura

El objetivo que pretende esta Estrategia es lograr un entorno donde las sustancias químicas se produzcan y utilicen de manera saludable, segura, y maximizando su contribución a la sociedad, en particular en lo concerniente a la transición ecológica y digital.

La Estrategia propone una serie de acciones y un calendario claro para que se produzca la transformación de la industria, con el objetivo de atraer inversiones en productos y métodos de producción seguros y sostenibles.

Entre las acciones previstas, se contempla una hoja de ruta de restricciones de sustancias, a través del Reglamento REACH, acrónimo de Registro, Evaluación, Autorización y Restricción de sustancias y mezclas químicas, y cuyo objetivo principal es mejorar la protección para la salud humana y el medio ambiente, frente al riesgo de determinadas sustancias químicas nocivas.

Así, el pasado día 20 de enero de 2022, la Comisión Europea abrió una consulta pública sobre la revisión de la normativa de las sustancias químicas (Reglamento REACH), que se extenderá hasta mediados de abril de 2022.

En este contexto, y siguiendo los procedimientos para la incorporación de sustancias al anexo de sustancias del REACH, algunos Estados Miembros han solicitado ante la ECHA (Agencia Europea de productos Químicos), la restricción de los llamados “skin sensitizers”, esto es, sensibilizantes cutáneos, cuando se usan en productos de consumo como jabones, detergentes, perfumes, etc., por provocar reacciones alérgicas.

Entre estos sensibilizantes cutáneos, han planteado incorporar aceites esenciales como el aceite de lavanda y lavandín, y, si esta solicitud sigue su curso, estos aceites podrían incluirse lo que, como ya se ha indicado, podría acabar con la producción natural de esos aceites esenciales. La lavanda y el lavandín son plantas de las que se extraen aceites que deberían ser considerados aceites esenciales por ser productos naturales, sin añadidos químicos, de efectos saludables demostrados por la experiencia de sus usos y por multitud de estudios científicos cuyas conclusiones no pueden pasar desapercibidas.

Consideramos sumamente importante exigir que los procesos de incorporación o restricción de sustancias químicas sean abordados desde el más absoluto rigor, contrastando y observando tanto los métodos empleados como las sustancias a identificar, y teniendo en cuenta el impacto que puede tener en la cadena de suministro.

Si no se hace así, estaríamos poniendo en riesgo importante a productores e industrias que, en la transformación de determinados productos naturales, aportan valor añadido y generan riqueza y bienestar a la sociedad.

La lavanda y el lavandín se producen en Croacia, Bulgaria y Eslovenia, pero es en Francia y España donde más peso tienen a nivel de la Unión Europea. Concretamente, conviene subrayar que, Castilla-La Mancha es región de España que posee una mayor superficie de estos cultivos, aglutinando cerca del 60% de la producción nacional.

Estos cultivos están en clara expansión en nuestra región. De hecho, en Castilla-La Mancha en los últimos años, se ha duplicado tanto la superficie como el número de personas dedicadas a estos cultivos. En 2017, había 1.850 hectáreas en la Comunidad Autónoma, y hoy se han superado las 4.000 hectáreas (de las cuales, unas 2.600 se sitúan en la provincial de Guadalajara (Alcarria) y, el resto, en las provincias de Cuenca y Albacete), y se ha pasado de 112 agricultores, a 267 en la solicitud única de la PAC.

Estos cultivos suponen una alternativa rentable y sostenible en algunas zonas agrícolas, ya que su transformación en aceites esenciales se produce en destilerías que se encuentran cerca de donde se produce la cosecha, fomentando el desarrollo rural de nuestros pueblos, haciendo atractivas estas zonas no solo a turistas sino también a los propios lugareños que ven en la lavanda o el lavandín un cultivo de futuro.

Ante estos datos, y recordando las propiedades terapéuticas de estos productos aromáticos,

Las Cortes de Castilla-La Mancha

Primero.- Manifiestan su preocupación por la iniciativa planteada, que podría acabar con la producción natural de la lavanda y el lavandín y, consiguientemente, con la producción natural de esos aceites esenciales en nuestro país y en nuestra región.

Segundo.- Solicitan al Gobierno de España que, en colaboración con los Gobiernos autonómicos afectados, entre ellos el de Castilla-La Mancha, y junto con el resto de países afectados también, emprenda las acciones necesarias para impedir que esta iniciativa salga adelante, buscando alianzas para frenar la Estrategia de Sostenibilidad para las sustancias químicas y la modificación del Reglamento de registro, evaluación, autorización y restricción de sustancias químicas (REACH), en lo que afecta al sector del cultivo de las plantas aromáticas y la producción de aceites esenciales.

Tercero.- Expresan la necesidad de defender, a través de los representantes del Ministerio de Transición Ecológica, en los Consejos Consultivos Europeos competentes, el que los aceites esenciales puedan seguir considerándose “sustancias naturales complejas”, y no como “mezclas de componentes” (MOCs), y que su seguridad sea ratificada por métodos científicos rigurosos, que tengan en cuenta sus propiedades intrínsecas, potencia, aplicaciones industriales y condiciones de uso.

Cuarto.- Declaran su apoyo a la lavandicultura como sector estratégico en crecimiento y sostenible en Castilla-La Mancha, y reivindican su enorme potencial, como producto natural cuyas propiedades beneficiosas han sido demostradas durante siglos.

Quinto.- Trasladan su apoyo sin fisuras al sector del cultivo de las plantas aromáticas (lavanda, lavandín, espliego… etc) y a la producción de aceites esenciales, ante la amenaza que para el presente y futuro de dicho sector supone el borrador de Estrategia de Sostenibilidad para las sustancias químicas de la Unión Europea, así como al asociacionismo agrario que hoy representa ANIPAM (Asociación Interprofesional de Plantas Aromáticas y Medicinales).