La verdad se merece un buen traje

Toledo, 12 de diciembre de 2024. - “Cuarenta años, más o menos, / son una cifra bien redonda, / casi un silencio, un resumen, / el resumen de la vida, de un destino”, escribe Mario Benedetti en su poema ‘Cuarenta’. Yo quiero aprovechar este espacio que me concede La Tribuna de Albacete para celebrar este número tan redondo con toda la comunidad que conforma el periódico, desde su director y sus editores hasta cada lector y lectora, pasando por todos los departamentos que hacen posible que día a día el ejemplar llegue hasta el quiosco o el buzón de suscripción, una tarea que involucra a un buen número de profesionales, desde el equipo de redacción hasta la imprenta. El trabajo de tantas personas desde hace ya nada menos que cuatro décadas ha convertido a esta cabecera en un referente del periodismo no solo para nuestra comunidad sino para buena parte del país.

Un resumen y un destino, nos dice Benedetti en sus versos. Las de este periódico son cuatro décadas de un recorrido que ha acompañado casi en su totalidad al de nuestra comunidad autónoma, 40 años informando desde los primeros pasos de Castilla-La Mancha, con la puesta en marcha de instituciones como el propio parlamento, hasta la actualidad. En las páginas de La Tribuna de Albacete encontramos la crónica de un éxito colectivo y el relato de los progresos que ha llevado a cabo la provincia de Albacete, que de este modo ha visto reflejado en estos papeles, podríamos decir que a modo de resumen, el periodo más próspero de nuestra historia, que se ha convertido en un muy buen destino.

Periódico y comunidad autónoma han ido trazando un itinerario en paralelo, en ambos casos atravesando momentos de bonanza y reponiéndose de las crisis, celebrando las buenas noticias y lamentando las malas… La Tribuna de Albacete nos ha venido contando cada episodio que hemos vivido y lo ha hecho -creo que esto sería lo verdaderamente importante- manteniendo la fidelidad a los valores y tradiciones del periodismo de siempre. Se puede decir que la realidad de esta región se reconoce en el espejo de quien la ha relatado. Y esto no es poco, cuando vivimos unos tiempos de esperpento en que los espejos cóncavos nos devuelven más bien imágenes deformadas de la realidad.

Por eso creo que este cumpleaños es una buena ocasión para defender el periodismo bien hecho y su papel -nunca mejor dicho-. Un papel fundamental para fomentar un saludable debate público. En un panorama mediático arrasado por las noticias falsas, las aseveraciones sin contrastar y las campañas de intoxicación, me gustaría reivindicar el periodismo que es fruto de una labor concienzuda y rigurosa. Cuesta mucho más esfuerzo informar que desinformar, y por eso hay que reconocer que la labor del periodismo convencional bien ejercido debe ser hoy más defendida y valorada que nunca.

En cierto modo, la ciudadanía lo intuye o lo sabe. La prensa de papel sigue liderando el ‘ranking’ de credibilidad entre la sociedad española. El estudio ‘Digital News Report España’ de este año de la Universidad de Navarra señala que el 70% de los y las españoles duda de la veracidad de los contenidos informativos ‘on line’ y que los diarios regionales y locales son, en cambio, los que les merecen mayor credibilidad: el 54% de las personas encuestadas se fía de ellos, más que de la televisión, de la radio y del resto de la prensa, muy por delante de las cabeceras digitales.

No es la primera vez que acudo a la reflexión del reputado y veterano periodista Iñaki Gabilondo, ahora más oportuna que nunca, de que en los momentos de inundación lo que más escasea es el agua potable, y que esto mismo sucede también en nuestro paisaje mediático: cuanta más cantidad de información hay en circulación, más falta nos hace que fluya la que es de calidad. Hace algo más de un mes sufrimos una DANA con lamentables consecuencias en uno de los pueblos de esta provincia, Letur, y hemos visto cómo la escasez de agua potable ha afectado a algunos municipios de nuestra región y de la vecina Comunidad Valenciana. Y del mismo modo que ha sucedido con el agua nos ha pasado con la información. Hemos observado cómo el aluvión desencadenado por el temporal ha estado acompañado de un preocupante torrente de noticias falsas e interesadas, una crecida de toxicidad que ha hecho más necesaria todavía la información veraz y contrastada.

Estos episodios ponen de manifiesto con mayor virulencia un problema generalizado, que exige que tomemos conciencia de su importancia. La prestigiosa reportera Rosa María Calaf también acude a este símil cuando considera que “del mismo modo que tenemos controles de calidad para las patatas fritas que comemos o los zapatos que calzamos, también deberíamos tener un control de calidad, que no ideológico, para la información que consumimos. Cuando alguien se come unas patatas fritas tóxicas acaba en el hospital; cuando se consume información tóxica, no son los cuerpos físicos los que acaban en el hospital, pero sí es el cuerpo social el que sufre las consecuencias”.

La salud democrática exige que la información que consumimos no esté contaminada. Es en esta inundación informativa cuando más tenemos que reivindicar el papel de los medios de comunicación rigurosos y, en concreto, de los periódicos de papel. Hay quien los considera artefactos del pasado y, sin embargo, siguen teniendo una función más viva que nunca al ofrecernos una lectura ordenada de lo que sucedió el día de ayer. Con su selección de las noticias, con su jerarquización en la portada y en los titulares de cada sección y con el saber hacer de sus profesionales para servirnos una información contrastada, contextualizada y bien explicada, contribuyen a que el debate público esté mejor ordenando y se asiente sobre un análisis correcto de la realidad. Cuando el periodismo se ejerce en base a estos principios, cumple con una labor social impagable.

No quiero decir con esto que solo se haga buen periodismo en la prensa escrita. Hay magníficos trabajos en formato digital y, muy al contrario, encontramos seguidores de la peor línea amarillista de toda la vida en la prensa de papel. No pocas veces nos topamos en los periódicos con reportajes desenfocados o con opinadores que, con las peores intenciones, intentan sostener con la solemnidad de las columnas la misma desinformación, información interesada o información falsa que tanto corre por las redes sociales. Sin embargo, frente al desaliño de otros canales de comunicación, el periodismo convencional de los mejores periódicos se aproxima a la práctica honesta del oficio: sigue vistiendo de traje, como diría el periodista neoyorquino Gay Talese, quien acostumbraba a ir de punta en blanco cada vez que hacía un reportaje: “Es una forma de mostrar respeto a la historia investigada. Nosotros hablamos de la verdad y la verdad siempre merece un buen traje”.

Un periódico bien hecho es también un homenaje diario a la verdad, aunque solo se dedique a dar cuenta de un rincón del ancho mundo. Por eso quiero aprovechar mi presencia en estas páginas para desear a La Tribuna de Albacete que cumpla muchos más años atendiendo a este necesario cometido, marcando distancias con la tiranía del ‘trending topic’, el ‘clickbait’ y otros vicios en los que a menudo se pueda tener la tentación de caer. Invito a todo su equipo a que no abandone el necesario empeño por saciar la sed de una sociedad sedienta de información potable. Gracias y ánimo.

 

Pablo Bellido Acevedo,

Presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha

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