Articulos de Opinión

La Constitución, lo que nos une

Artículo publicado en el periódico digital DCLM y el periódico de papel Noticias de Guadalajara.

En las Cortes de Castilla-La Mancha tenemos motivos para celebrar este 6 de diciembre y los 41 años que cumple la Constitución Española.

La Constitución de 1978 es la carta de derechos y libertades de todos los españoles y las españolas, articula la convivencia y la igualdad entre personas y territorios, da alas a nuestras libertades y blinda nuestros derechos sociales e individuales.

Seguramente no sea una obra perfecta, pero, con más virtudes que defectos, ha garantizado cuatro décadas largas de prosperidad, progreso y convivencia, como nunca en nuestra historia moderna. No es sólo un símbolo -que también- sino un marco amplio, flexible a la vez que resistente, que da cabida a todos y a todas y que permite que las piezas encajen. Y en este país eso nunca ha sido fácil.

En las Cortes de Castilla-La Mancha -y creo hablar por los 33 diputados y diputadas que las conformamos- tenemos un compromiso firme y sin fisuras con la Carta Magna y cuanto representa. Celebramos esta festividad con un patriotismo que reivindica lo que nos iguala y nos identifica, porque en España hay elementos en común que importan más que aquellas diferencias en las que algunos -afortunadamente los menos- prefieren poner el énfasis.

Más allá de los colores de la bandera, de los que nadie debería apropiarse como patrimonio exclusivo de sus creencias o ideologías, la Constitución es el texto que da carácter legal a nuestra condición de españoles y españolas. Nos reconoce como tales y nos protege, con independencia del lugar en el que nacimos, de nuestro sexo, de nuestra renta, de nuestra orientación sexual, de nuestro acento o del color de nuestra piel.

Estas más de cuatro décadas de Constitución han caminado, en un plano social, en paralelo a la protección de quienes han sufrido la peor cara de las desigualdades, pero también han supuesto un equilibrio en la siempre difícil cuestión territorial, gracias al modelo de las autonomías, con una forma de gestión que asegura servicios básicos imprescindibles.

Reivindicar la Constitución es reivindicar este modelo de autonomía indudablemente beneficioso para nuestras cinco provincias, que asegura la solidaridad y la igualdad, con un catálogo de derechos que los españoles y las españolas consideramos ahora, como hace cuatro décadas, absolutamente ‘sagrados’, y que de algún modo así los catalogamos con su inclusión en nuestra ley de leyes: la libertad de creencias o de expresión, la sindicación, la tutela judicial, las vacaciones y el descanso retribuido, la vivienda digna… todos estos derechos y muchos más están reconocidos como tales en nuestra Constitución.

La defensa de la Constitución supone, más allá de agitar una bandera cada vez más grande, reivindicar con más ímpetu el contenido de las páginas en las que está redactada nuestra ley suprema. Este es un hecho que me gustaría remarcar ante la amenaza que representan ciertos postulados extremistas que amenazan aspectos fundamentales para la infancia, que algunos patriotas con escasa conciencia quieren sacrificar de manera inaceptable en casos como los menores no acompañados. Pero también es un hecho a defender ante los nihilistas que piensan que no hay nada ya por lo que comprometerse o los populistas que proponen soluciones mágicas a problemas complejos.

Por supuesto que, a pesar de todo esto, no cabe la autocomplacencia. Hacen falta reformas y nuevos parámetros que apuntalen el sistema y que corrijan su proceso de debilitamiento, pero todo esto empieza precisamente por que los partidos asumamos la responsabilidad de articular mecanismos que no nos mantengan al capricho de las minorías -en un tablero político cada vez más fragmentado- y de la inestabilidad política que provocamos cada vez que anteponemos los intereses propios sobre el consenso y la estrategia electoral por encima de la búsqueda de soluciones a medio y largo plazo.

De modo que, desde el parlamento autonómico, casa de todos los castellano-manchegos y las castellano-manchegas, invito a las gentes de todos los rincones de nuestra región a que celebremos la Constitución Española por lo que nos une con nuestros compatriotas a norte, sur, este y oeste y por ser, todavía hoy, la mejor palanca para compartir otros cuarenta años de progreso y convivencia.

Libertad, unidad, solidaridad e igualdad son los valores supremos de los que debemos seguir disfrutando.

Pablo Bellido es el presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha.

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