Articulos de Opinión

El papel de la prensa

“Cuando hablamos de lo importante que es la libertad de prensa, no estamos hablando de otra cosa que del derecho que tiene toda sociedad a estar bien informada. Ese derecho y el de los periodistas a contar lo que pasa son las dos caras de una misma moneda. Por eso tenemos el deber de ofrecer un trabajo bien hecho. Si la absoluta objetividad no es posible, sí lo es el juego limpio”.

He querido abrir está página que me brinda La Tribuna en su 35 aniversario con una reflexión de mi paisano y maestro de periodistas, Manu Leguineche, vasco trotamundos que acabó afincándose en La Alcarria y que se mostraba orgulloso de ser alcarreño.

No es una alusión gratuita: en democracia es esencial, y hoy más exigible que nunca, la contribución que se hace al diálogo desde el periodismo, y en particular desde los periódicos, formato que da profundidad a la explicación y la reflexión sobre lo que sucede a nuestro alrededor.

La Tribuna de Albacete cumple 35 años y quiero felicitar por ello a cuantos lectores, lectoras y profesionales sienten este aniversario como propio. Pero quiero hacerlo reivindicando el papel del buen periodismo en la construcción de una sociedad tolerante, abierta y respetuosa con la diversidad.

En un mundo tremendamente cambiante, en un país con un clima político excesivamente cargado de crispación y en medio de un panorama mediático contaminado de ruido, el periodismo de calidad resulta más necesario que nunca. En estos tiempos en que el torrente de información arrastra en su inmediatez noticias falsas, opiniones sin contrastar y turbas tuiteras, me gusta la comparación que hace otro maestro del oficio, Iñaki Gabilondo, cuando recurre a la metáfora de las situaciones de emergencia por inundación, en las que, aun cuando estamos con el agua al cuello, precisamente lo que más escasea es el agua para beber: el agua potable.

Juego limpio, agua potable u oxígeno para purificar el ambiente en el que se desenvuelve el debate público: la función social del periodismo es tan obvia como incuestionable. Esto es así en Nueva York, en Castilla-La Mancha y en la provincia de Albacete. Pero aquí y allí proliferan medias verdades -cuando no falsedades rotundas- que se reproducen en nuestras pantallas y ante las que el mejor periodismo tiene la misión inexcusable de plantar cara. Por eso tenemos que prestigiar y reivindicar la labor de los buenos periodistas y de los periodistas buenos, en especial de los informadores locales y provinciales, a menudo sujetos a mayores presiones y dificultades.  

Un reciente informe de la Asociación de Medios de Información (AMI), titulado ‘Contribución de la prensa en España’, ha señalado que la ciudadanía sigue percibiendo que la prensa es la mejor fuente de información objetiva, frente a otras formas de comunicación al alza, sobre todo en el entorno digital. Y subraya que la prensa en papel, en particular, es apreciada por su mayor profesionalidad, credibilidad y profundidad. Así, el ranking de ‘Digital News Report 2019’ afirma que la prensa es el medio con mayores niveles de credibilidad en nuestro país: así lo estiman el 34% de los encuestados, por delante de la televisión (33%) y los diarios en línea (31%).

Por eso reivindicar el papel de la prensa también obliga a reivindicar los periódicos impresos, que simbolizan los mejores valores de la tradición del que fuera llamado cuarto poder precisamente por su función democrática. El buen periodismo es el mejor contrapeso contra los abusos del poder y el mejor antídoto frente a los relatos falsos de la realidad que atacan como virus nuestra salud democrática.

Ante la ‘inundación digital’, que a veces nos presenta una imagen del mundo como un ‘totum revolutum’, un periódico de papel bien hecho -con la jerarquía de sus noticias en sus secciones y su maquetación en página, con la mirada crítica de sus profesionales- combina el placer de la lectura con la obligación de estar debidamente informado que tiene cualquier ciudadano o ciudadana plenamente consciente de su dimensión política.

De modo que reitero mi felicitación a La Tribuna de Albacete, a sus editores y a su director, a los y las profesionales que trabajan en su redacción y en el resto de departamentos y a quienes, desde la imprenta hasta el quiosco, contribuyen a que cada mañana, hoy como hace treinta años, los titulares de este periódico le disputen la atención al ‘croissant’ durante el desayuno.

Pablo Bellido es el presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha

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